Los datos apuntan a que han muerto más personas por estar en una residencia que por su edad. Aparte de ello, Cajón Izquierdo valora en esta entrada el documento publicado por Médicos sin Fronteras sobre la afectación a las residencias del COVID-19
MSF ha publicado este detallado informe sobre la situación de las residencias de mayores en relación con la pandemia, que invitamos a leer.
https://www.msf.es/actualidad/publicaciones
Su título: “Poco,
tarde y mal: denunciamos el inaceptable desamparo de los mayores en las
residencias durante la COVID-19 en España” resumen de forma clara el contenido
del informe.
Algunos de los datos son estremecedores y significativos. “Se estima que las personas mayores fallecidas en estos centros (19.819 según RTVE) representan el 68,3% de las personas fallecidas por COVID-19 en toda España”. Con estos datos es posible pensar que las personas que murieron en las residencias no lo hicieron esencialmente por su edad y posibles enfermedades previas sino por estar en una residencia. Esta posibilidad se refuerza si comparamos en número de fallecidos mayores fuera de residencias con la población total correspondiente en ambas situaciones. Así, el conjunto de la población española mayor de 65 años era en el 9,1% del total de la población. Actualmente, se puede estimar en unos 9 millones de personas. En las residencias, aunque es difícil calcular con precisión las plazas en los centros de este tipo, se puede calcular en algo más de 350.000. Es decir, unas 8.650.000 personas mayores de 65 años viven sólos en sus casas o con familiares, han sufrido como máximo 9.192 muertos (suponiendo que todos ellos tuvieran más de 65 años), es decir poco más de 1 por cada mil. Sin embargo, en las residencias la ratio ha sido 19.819 muertos por 350.000 residentes, o sea 56,6 por cada mil. Una diferencia aterradora que justifica la afirmación de que han muerto más por residentes que por mayores.
Entre las carencias graves que el informe destaca están “graves problemas tanto del modelo de gestión de residencias", aunque no profundiza en este aspecto (trabajo que si ha hecho en sus artículos cuestión que si ha hecho en suscomo de coordinación entre las diferentes Administraciones competentes y empresas gestoras”. Las residencias mostraron “mostraron un déficit estructural de recursos y de supervisión sanitaria, y ningún plan de contingencia”
En el texto de resumen introductor al informe (págs. 3 a 9) se señala la
necesidad de un cabio de modelo en los cuidados de las personas mayores.”La mortalidad excesiva durante esta
crisis señala problemas estructurales y sistémicos en relación al modelo
español de residencias; destaca en particular la necesidad de mejorar la
atención médica que debe brindarse a quienes viven en estos centros, sean
públicos, privados o concertados. La lógica del modelo de residencias actual
responde más a las condiciones del proveedor de servicios que a las necesidades
sociales y sanitarias de las personas mayores”.
Esta clara denuncia dela propiedad y gestión privada de las residencias debería estar en el fondo de un modelo alternativo, que no se centrara en la estabulación de las personas mayores, sino en alternativas más abiertas. El problema no es sólo de propiedad (públicas o privadas, sino también de las que tienen gestión pública porque han adoptado un modelo de eficiencia económica que conduce a una gestión de recortes, tanto en personal como en medios.
Sera necesario desarrollar
y fortalecer la Ley de Dependencia para que las personas mayores puedan
permanecer el mayor tiempo posible en sus casas y en su ambiente familiar y de
relaciones sociales, con la debida atención y cuidados sanitarios y
psicosociales. Si esto no es posible puede utilizarse viviendas supervisadas y
unidades reducidas de convivencia. Pueden valorarse las experiencias en el País
Valenciá.
Por su parte, el documento
de MSF aporta propuestas de partida para el cambio, aunque se centra
principalmente en la situación de las residencias actuales.“Nuestro
objetivo es contribuir a evitar que se repita la inaceptable situación de
abandono y desatención de las necesidades de salud y cuidados de las personas
más vulnerables, nuestros mayores, así como la falta de protección de las
personas más expuestas, el personal de las residencias. La asistencia sanitaria
a las personas mayores y la protección de quienes las cuidan no son una opción:
son una obligación médica, ética, social y normativa, tanto a nivel local,
autonómico y regional como a nivel estatal”
Las conclusiones y
recomendaciones que propone MSF pueden verse detalladas en: https://www.msf.es/actualidad/publicaciones
En cuanto a las conclusiones, se puede leer, como resumen:
“Dado el perfil de las
personas que viven en residencias de mayores, muchas de ellas frágiles y con
pluripatologías, mantener a quienes cayeron enfermos en espacios cerrados y sin
la atención médica y psicológica adecuada multiplicó los contagios, aceleró la
mortalidad y produjo situaciones indignas e inhumanas…”
“Las residencias carecen de
recursos, infraestructura, formación o responsabilidad para la atención médica
y tampoco hubo una respuesta inmediata, adecuada y orientada a salvar vidas, y
coordinada con los servicios asistenciales y de salud. La capacidad en la
prevención y control de infecciones, que es clave en una epidemia, también fue
deficiente. Una de las consecuencias fue el aislamiento, a veces de forma
indiscriminada, y la restricción o denegación de despedidas, visitas o
movilidad personal, lo que tuvo también consecuencias físicas y psicosociales
graves para los mayores…” El informe cita situaciones de personas encerradas
con llave y de otras que confinadas en su habitación, murieron en muy pocos
días.
“Pudimos constatar también
la falta de medidas de protección y formación adaptada, oportuna y con
protocolos de uso claros que protegieran a personal y residentes. Asimismo, los
perfiles profesionales estaban poco desarrollados en términos de competencias y
capacitación, y las bajas laborales provocadas por los contagios no fueron
sustituidas al ritmo y en ratio adecuados…. Las Administraciones priorizaron la
respuesta asistencial en hospitales, lo que dejó atrás a las personas mayores
en las residencias, a pesar de ser el colectivo más vulnerable y con mayor
mortalidad”.
Las recomendaciones principales del informe son, entre otras:
“MSF considera esencial
elaborar planes de contingencia fácilmente adaptables a cada residencia…”
MSF recomienda que se
aseguren en las residencias ratios de personal formado que garanticen un
cuidado digno y adecuado de las personas mayores, que incluya cuidados
paliativos y de confort…”
“MSF recomienda, entre
otras medidas, disponer de profesionales formados en este ámbito, para
asesorar, formar y supervisar al personal asistencial”
“En todo caso, debe
establecerse un principio de equilibrio entre aislamiento, cuarentena y
convivencia, y asegurar que las medidas de sectorización responden asimismo a
las necesidades de socialización (tanto psicosociales como físicas) de las
personas mayores y priorizan en todo momento su salud en un sentido integral”.
“Las recomendaciones de MSF
incluyen la necesidad de recopilar, sistematizar, publicar y analizar datos,
para que sirvan como mecanismo de alerta y respuesta adecuada, tanto preventiva
como proactiva”.